Estamos Sitiados
Por: Germán Vargas Lleras para el periódico El Tiempo
Es necesario reemplazar los CAI por estaciones y subestaciones de mayor capacidad de respuesta.
Cada día, más atracos, extorsiones, asaltos y amenazas, y ahora, ataques masivos como los de los rompevidrios en Usaquén; amplios sectores como el del canal Comuneros, en Bogotá, entregados al microtráfico y el hampa, y asesinato ‘de frente’ y con sevicia de nuestros policías. La ciudadanía se siente sitiada e impotente y ya no encuentra tranquilidad ni en el transporten ni en las calles, y ahora tampoco en sus casas. La delincuencia está poniendo en jaque nuestra convivencia y nuestra institucionalidad.
El robo sigue siendo la mayor amenaza: 58.000 hurtos registrados en Bogotá en el último semestre, y más de 200.000 colombianos que denunciaron haber sido víctimas de este delito. El hurto de celulares ha crecido 30 % y el de bicicletas, 35 %. En igual forma sigue aumentando el hurto de vehículos y motos, así como el asalto de residencias y locales comerciales. Como la mayoría de los colombianos, yo no veo ningún avance en materia de seguridad. Ni las cifras ni los éxitos presentados por el presidente Duque, ni mucho menos los del alcalde Peñalosa, ofrecen credibilidad frente a la cruda realidad.
Los ciudadanos, con razón, viven atemorizados, y más aún sabiendo que el 42 % de los delincuentes por hurto están ‘detenidos’ en sus casas, sin nadie que los vigile o controle efectivamente. Y de la impunidad, ni hablar. Se estima que el 63 % de los casos denunciados ni siquiera llegan a imputación. Ya podemos imaginarnos el respeto por la ley y la autoridad que se deriva de la muy improbable posibilidad de que un delincuente sea sancionado en nuestro país.
¿Qué hacer? Por supuesto, hay que seguir la política de fortalecimiento de la Policía Nacional; la cifra de 130 agentes por cada 100.000 habitantes está muy lejos de los 300 que corresponden a los estándares internacionales. He propuesto reemplazar los CAI por estaciones y subestaciones de mayor capacidad de respuesta y con todos los servicios integrados, incluyendo la Policía Judicial y la Fiscalía. Para responder con oportunidad, las patrullas deberían tener asignada un área exclusiva, lo cual supone aumentar significativamente su número.
La Policía Nacional no solo necesita más pie de fuerza y más tecnología, sino fortalecer su moral y voluntad de servicio, la cual se ve minada diariamente por la impunidad y el exceso de protección de la ley al delincuente. Se requieren cambios urgentes en las normas para actuar severamente contra los reincidentes; el 58 % de los imputados lo son. Es intolerable que un delincuente capturado en flagrancia más de 30 veces quede en libertad, y las normas y los jueces no valoren los antecedentes. La reincidencia debe ser un factor que impida la excarcelación y ser tenida en cuenta al tasar la pena.
Es urgente reformar el sistema penitenciario, transformando el Inpec en una dirección adscrita a la Policía Nacional, y, por supuesto, habilitar por lo menos 50.000 nuevos cupos carcelarios. La falta de estos no puede ser excusa para no sancionar a los delincuentes, y la excarcelación no puede seguir siendo el mediocre mecanismo para enfrentar el hacinamiento.
A la luz de los problemas a los que me he referido, el Gobierno debe articular con los mandatarios locales una estrategia integral, en particular en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cúcuta, ciudades en donde se cometen el 50 % de los crímenes; y, ya que la seguridad constituye la principal preocupación hoy en estas capitales, esperamos escuchar las propuestas y los compromisos de los candidatos a las alcaldías en esta trascendental materia.
Basta ya de anuncios y medidas esporádicas para responder a situaciones de coyuntura y titulares de prensa. Recomiendo más atención a esta amenaza, pues la inseguridad y el sentimiento generalizado de desprotección verdaderamente socavan los fundamentos de cualquier Estado de derecho.
GERMÁN VARGAS LLERAS
* Dirección Fundación Carlos Lleras
04 de agosto 2019