Se inician las sesiones del Congreso

Por: Germán Vargas Lleras para el periódico El Tiempo

No apuesto al fracaso de este gobierno con cálculos electorales de cara a las elecciones del 2022.

La próxima semana se dará inicio al periodo ordinario de sesiones de esta segunda legislatura en el Congreso. Como consecuencia de los acuerdos políticos promovidos por el Gobierno desde finales del año pasado, y que permitieron el trámite de la reforma tributaria, las posibilidades de que la nueva agenda, que comprende importantísimas iniciativas, llegue a feliz término son bien factibles.

Seis temas se abordarán con prioridad en este período, comenzando, por supuesto, con la muy anunciada reforma de la justicia, inspirada en los principios de seguridad jurídica, acceso universal y oportuno, descongestión y correcta y eficiente administración de la rama. El proyecto del Gobierno recoge en buena medida nuestras propuestas y, gracias al esfuerzo de concertación de la ministra Cabello, cuenta hoy con mejores posibilidades de salir adelante, aunque, claro, no desconozco las dificultades que habrá que superar.

Este, junto con la reforma del sector salud, constituye el eje de nuestros acuerdos programáticos. No podía ser de otra forma, pues son prioridades de política pública inaplazables. En ocasión anterior destaqué la necesidad de introducir en Colombia un nuevo modelo de medicina familiar y preventiva para optimizar la atención al paciente; también, de equiparar los beneficios del régimen contributivo al subsidiado y, en últimas, de garantizar la sostenibilidad del sistema.

Otros asuntos como el relacionado con las consultas previas, que tiene paralizado el desarrollo de muchos sectores productivos de nuestro país; el de la reforma de las corporaciones autónomas regionales, hoy inmersas en la corrupción y la politiquería, y alejadas de sus propósitos fundacionales; el nuevo régimen de ordenamiento territorial, que incluye la reforma del régimen departamental, el estatuto fiscal para entes territoriales y el estatuto de ciudades capitales hacen parte también de esta agenda que fue acordada.

No menos importante y muy urgente es la reforma del régimen electoral, anunciada por el Gobierno, que regule de mejor manera los esquemas de financiación de las campañas, los procesos de inscripción de candidatos, la reglamentación de los partidos y tantos otros asuntos, que son imposibles de abordar en un año electoral.

Todos estos temas han sido discutidos y analizados una y otra vez. Lo importante ahora es que sean radicados la próxima semana, pues este período de sesiones es muy corto. Mucho ayudará que los partidos fijen pronto su posición frente a los mismos y que precisen el alcance de sus propias iniciativas. Y como es evidente y preocupante que los votos para el trámite de las mismas son precarios, el Gobierno y sus ministros deberían proceder a concertar estas iniciativas y agilizar los procesos. En el caso particular de la reforma de la justicia y del régimen electoral no creo que este Gobierno vaya a tener una nueva oportunidad por tratarse de actos legislativos. Y menos cuando ya el Gobierno ha anunciado que dejará para el segundo semestre las reformas laboral y pensional, que sin duda polarizarán la opinión pública y el ambiente del Congreso.

Me parece muy oportuno insistir en que no tengo ninguna agenda propia de carácter electoral, no he considerado ser candidato a la presidencia de la República, no soy consejero del presidente Duque ni mucho menos su copiloto, como algunos medios lo han señalado; no estoy haciendo ningún cálculo político y no perderé mi independencia para comentar los asuntos de la Administración que en mi sentir no vayan por buen camino. Mi único propósito e interés, como lo ha sido desde el inicio del actual gobierno, es contribuir a la solución de los principales problemas nacionales a través, especialmente, de nuestra acción legislativa y en materias tan sensibles como la salud, el empleo y el crecimiento de nuestra economía.

Yo no hago parte de la polarización y no la creo conveniente, no me solazo con los bajos índices de popularidad del Presidente y no apuesto al fracaso de este gobierno con mezquinos cálculos electorales de cara a las elecciones del 2022.

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